Hoy 15 de mayo, es el Día Internacional de las
Familias. Por eso desde esta sección y por el trabajo que la Fundación O’Belén
realiza con los menores y sus familias, queremos reflexionar acerca de cómo todos
y especialmente las familias, podemos educar
a niños felices.
La familia es la unión
de personas que comparten un proyecto vital en común. Entre los miembros de la
misma familia se generan fuertes sentimientos de pertenencia y de compromiso
personal; estableciéndose relaciones intensas de afectividad, reciprocidad y
dependencia. Estas características hacen que la familia tenga características muy especiales y con unas funciones muy importantes dentro de
nuestra sociedad.
Que los
niños nazcan y crezcan en una familia tiene una enorme importancia en su
desarrollo y los padres tienen la responsabilidad de asumir nuevas funciones
para asegurar que su hijo se desarrolle de forma plena en el seno de su
familia. Estas funciones son:
El desarrollo de la propia imagen y de la
autoestima
La familia es el marco principal donde el niño va a ir creando la imagen de
sí mismo, su autoconcepto, y donde va estableciendo la valoración positiva o negativa
de sí mismo, es decir, su autoestima. El lograr un entorno donde el niño/a
pueda generar una imagen personal de sí mismo/a y una autoestima positiva es un
aspecto fundamental de la tarea que tienen que asumir los padres.
El desarrollo de la personalidad
Relacionado con el desarrollo del
autoconcepto está el desarrollo de la personalidad. La familia es el primer
escenario en el que el niño va relacionarse con otros miembros de su especie y
por lo tanto, donde va a desarrollar un estilo de comportamiento determinado,
los padres son modelo de sus hijos/as en todo momento, por eso es importante
que nosotros trabajemos lo que les queremos transmitir y no arrastremos las
situaciones del día, emociones, ideas que vivimos en otros contextos como por
ejemplo el laboral.
La transmisión de valores y la cultura
La familia va a ser el primer elemento de transmisión de los valores éstos,
van a ser la base de la socialización del niño en una cultura determinada con
unas determinadas costumbres y con un determinado bagaje cultural.
El desarrollo emocional
La familia supone para los hijos, el apoyo seguro donde experimentar e ir
aprendiendo a ser persona. El apego y los vínculos emocionales padres e hijos
son el elemento clave que asegure el bienestar psicológico y emocional del
niño. Teniendo una base segura, el niño puede afrontar las situaciones nuevas
que la vida le va a ir ofreciendo, construyendo su autoconcepto, sus propios
principios éticos y su personalidad.
En definitiva, la familia es la base fundamental de la socialización de
los niños y niñas, aunque no en exclusiva. La escuela, los amigos e incluso los
medios de comunicación van a ser otros escenarios fundamentales en el
aprendizaje. Sin embargo, aunque todos ellos son importantes, la familia
es el único escenario permanente y seguro que el niño va a
disfrutar, los amigos varían, en la escuela cambian los profesores y los
compañeros pero, los padres sin embargo, permanecen y por ello, van a ser las figuras
de referencia a lo largo de la vida.
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