martes, 26 de marzo de 2013

EL TRABAJO, PRIORIDAD PARA CONSEGUIR LA FELICIDAD.




El 70% de los españoles se declara feliz a pesar de la crisis económica y el trabajo pasa a ser la prioridad para conseguir la felicidad.




Tener una personalidad resistente, hacer uso de la creatividad y del buen humor y apoyarse en la familia y amigos son las claves para mantener una buena salud emocional a pesar de la crisis que está viviendo la sociedad en la actualidad. Así lo ha afirmado el psicólogo de USP San Jaime Joaquín Cantó, quien añade que “en una situación tan adversa para las personas como la actual crisis económica, tratamos de encontrar un equilibrio entre nuestros problemas y soluciones”.

Y parece que los españoles estamos logrando mantener una buena salud emocional en este entorno negativo. Según un estudio realizado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) a 3.000 personas de entre 18 y 65 años, casi un 70% de los españoles se declara ‘feliz’ a pesar de la crisis económica que está sufriendo la sociedad, aunque las prioridades en la vida de los ciudadanos han cambiado y ahora el trabajo ocupa el primer lugar en detrimento de la familia y la salud.

En estos momentos de inestabilidad laboral, el trabajo se convierte en el primer factor para alcanzar la felicidad para un 36% de los españoles, seguido de la familia con un 20% y de la salud, con un 18,5%. Por el contrario, antes de la crisis económica, la familia era la principal fuente de felicidad (35%), seguido de la salud (32,5%) y en último lugar se situaba el trabajo (20%).

El especialista de USP San Jaime Joaquín Cantó recomienda, a la hora de no dejarse vencer anímicamente por la crisis económica o la falta de empleo, aplicar la conocida como ‘Psicología Positiva’. “Según este modelo, las emociones positivas pueden ser canalizadas hacia la prevención, el tratamiento y el afrontamiento, de forma que se transformen en verdaderas armas para enfrentar los problemas que surjan”.
La personalidad resistente, la creatividad, el optimismo y el humor son las claves de esta ‘psicología positiva’, para una buena salud emocional
La personalidad resistente consiste en aprender de las experiencias traumáticas y encontrar beneficios en ellas, termino denominado resiliencia,  para así moderar el estrés y conseguir una fuerte sensación de control sobre los acontecimientos. Las personas que se ciñen a este perfil logran interpretar las malas experiencias como una parte más de la existencia.

La creatividad, por su parte, nos ayuda a desplegar diferentes ideas que nos ayuden a resolver un problema, cambiando el enfoque del mismo y buscando soluciones más adecuadas para afrontar las circunstancias adversas. También el optimismo es un arma esencial para alcanzar la felicidad, ya que actúa como potenciador del bienestar y la salud.

Por último, el doctor Cantó cita el humor como otra fuente de gran felicidad: “La investigación científica ha demostrado que la risa es capaz de reducir el estrés y la ansiedad y mejorar así la calidad de vida y la salud. El humor permite liberar tensiones y disipar preocupaciones. Es una de mas maneras más fáciles, rápidas, seguras, económicas y socialmente aceptables de generar una sensación positiva”. Además, la risa es algo muy contagioso, y por ello fomenta el refuerzo social mediante la cohesión interpersonal.

“Por todo ello, es recomendable hacer uso de la risa para reducir aquellos momentos difíciles que nos generen malestar emocional, así como buscar actividades que no diviertan, disfrutar del tiempo libre y apoyarnos en la familia y amigos. Debemos aceptar las cosas que no podemos cambiar y luchar por las que sí podemos modificar”, concluye el psicólogo.
Según el estudio, un 46,6% de los encuestados declara haber vivido su momento más feliz de 2011 con su familia, mientras que un 38,4% lo hizo con su pareja y un 10,7% con sus amigos. 
El apoyo social, es decir, la familia, conocer gente nueva, mostrar y recibir afecto o tener alguien con quién compartir las dudas y problemas, es un elemento crucial y determinante para la felicidad”.



martes, 19 de marzo de 2013

PERCEPCIÓN DE LOS RIESGOS PSICOSOCIALES Y HÁBITOS DE SUEÑO




La incapacidad para dejar de pensar en el trabajo durante el tiempo de ocio puede ser un importante vínculo en la relación entre el estrés laboral y el sueño.




El trabajo ocupa un papel fundamental en la salud y bienestar de los ciudadanos. En la actualidad, casi todas las instituciones orientadas a la protección de la salud de los trabajadores se preocupan significativamente por el estudio de los factores psicosociales en el entorno laboral. El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo los define como "aquellas condiciones que se encuentran presentes en una situación laboral y que están directamente relacionadas con la organización, el contenido del trabajo y la realización de la tarea, y que tienen capacidad para afectar tanto al bienestar o a la salud (física, psíquica o social) del trabajador como al desarrollo del trabajo. 

Desde la Fundación Internacional O’Belén queremos hacernos eco de que el día 20 celebramos " el día mundial del sueño" y la importancia que tiene un descanso adecuado para nuestras vidas. Por ello queremos mostraros los resultados obtenidos en diferentes investigaciones que han demostrado que los riesgos psicosociales y los hábitos de sueño tienen una repercusión directa sobre distintos aspectos laborales como el incremento de la accidentabilidad, el aumento del absentismo, el deterioro del rendimiento, así como efectos negativos sobre la salud física y psicológica  de los trabajadores.
La forma en la que los trabajadores perciben los riesgos psicosociales en sus puestos de trabajo es un aspecto clave que determina la aparición de estrés y sus efectos inmediatos sobre la salud. En concreto, una de estas consecuencias es la alteración del sueño, pieza clave en la salud física y psicológica de los trabajadores.
Aspectos como la calidad y cantidad de sueño, los patrones de descanso y los hábitos de sueño, así como la percepción subjetiva que tienen los individuos de su sueño, determinan en gran medida la salud y el bienestar general.

En la sociedad actual, estos parámetros del sueño están modulados, entre otros, por las demandas laborales.

Diferentes estudios encuentran que las personas sometidas a situaciones que producen tensión laboral muestran cambios en índices biológicos de estrés, como el cortisol o en parámetros cardiovasculares, que son indicativos de un estado de hiperactivación fisiológica, dicha activación afecta a la calidad del sueño.
El sueño es mucho más que un placer: es una necesidad para nuestro bienestar, en todos los planos de nuestra vida.
Akerstedt (2002) analiza la relación entre distintos factores con el estrés laboral y la presencia de alteraciones del sueño. Sus resultados indican que la existencia de las altas demandas laborales, bajo apoyo social y carga física en el trabajo, está asociada con alteraciones del sueño. Los autores señalan que la incapacidad para dejar de pensar en el trabajo durante el tiempo de ocio puede ser un importante vínculo en la relación entre el estrés laboral y el sueño.

Posteriores investigaciones encuentran que la calidad y la alteración de sueño es un predictor de la carga mental en el trabajo, a diferencia de otros factores, que también son significativos, como las demandas laborales, el bajo apoyo social, el género femenino o la falta de ejercicio.
El objetivo del presente estudio es analizar las relaciones existentes entre los hábitos de sueño (calidad de sueño, estabilidad en los hábitos de sueño y somnolencia por el día) y los riesgos psicosociales que perciben los trabajadores (apoyo organizacional, nivel de recompensas, control, demandas cognitivas, desequilibrio demanda-control, desequilibrio demanda-recompensas y percepción global de riesgo).

En la investigación, participaron 117 trabajadores de diferentes sectores profesionales a los que se les aplicaron dos cuestionarios uno relacionado con los factores de Riesgos Picosociales y el otro con Hábitos de Sueño. Los resultados muestran que la calidad del sueño y la facilidad para conciliar el sueño interaccionan con aspectos como apoyo organizacional, que ayuda a mitigar el estrés organizacional y a motivar a los colaboradores; de igual modo ocurre con que los trabajadores tengan la posibilidad de elegir y determinar qué tareas realizar, así como los métodos de trabajo, los lugares donde trabajar y, en general, la capacidad que tienen para intervenir en las decisiones que afectan al trabajo en sí.

El índice de desequilibrio en la percepción entre las demandas laborales y las recompensas que los trabajadores obtienen muestra una relación negativa con la calidad de sueño, de manera que los trabajadores con menor desequilibrio entre la demanda laboral y las recompensas recibidas muestran una mejor calidad de sueño.
Por otra parte, la variable somnolencia mostró una relación con el índice de desequilibrio demanda-control, así, los trabajadores con niveles más bajos de somnolencia por el día mostraban un índice de desequilibrio más bajo, lo que indica un menor riesgo laboral percibido en las personas con menor somnolencia por el día.

Las relaciones encontradas entre los factores de sueño y los riesgos psicosociales muestran que los trabajadores que poseen una mayor calidad de sueño perciben un mayor apoyo organizacional y un mayor control, es decir, perciben mejor las relaciones que se establecen con compañeros y superiores y además expresan más posibilidades en su trabajo para determinar las tareas y los métodos de trabajo, así como en la toma de decisiones. Además, los trabajadores con mayor somnolencia por el día perciben un mayor desequilibrio entre las demandas de su puesto y el control que tienen sobre las mismas.

Los hallazgos de este trabajo suponen un paso para la intervención en los hábitos de sueño de cara a reducir o aliviar los problemas físicos y psicológicos generados por la percepción de los riesgos laborales en los trabajadores. En el sentido inverso, la reducción de la percepción de los riesgos podrá mejorar los hábitos de sueño.

Fuente: Infocop. Eva Mª Díaz-Ramiro, Susana Rubio-Valdehita, Lourdes Luceño-Moreno y Jesús Martín-García.Universidad Complutense de Madrid

martes, 12 de marzo de 2013

UN MAL JEFE PUEDE DAÑAR EL CORAZÓN, UN BUEN JEFE ALARGARLE LA VIDA

¿Se ha planteado alguna vez que la actitud de su superior puede repercutir en su salud? 



Haciéndonos eco de que el día 14 de marzo se celebra el día de la prevención del riesgo cardiovascular, vamos a hablar no sólo de lo importante que es tener un ambiente saludable en la oficina, ya que como empleados pasamos muchas horas de nuestra vida en el entorno laboral, sino lo importante que es también rodearse de buenos profesionales y mejores jefes, ya que estos influyen en la esperanza de vida de sus trabajadores y pueden ser perjudiciales para su corazón. Y no lo mencionamos en sentido figurado…;

Un equipo de investigadores suecos a  través de un estudio realizado basado en administración de un cuestionario a más de 3.000 empleados varones de la zona metropolitana de Estocolmo y durante aproximadamente una década, estudiaron la experiencia laboral de cada participante, analizando cómo se sentían en su entorno de trabajo, entre otras variables. Los individuos debían definir la actitud de su jefe, si era buen comunicador, dejaba claros los objetivos, sabía adaptarse a los cambios, etc.
Además, los investigadores controlaron si los participantes sufrían algún problema de salud, prestando especial atención a la existencia de cardiopatías isquémicas, un trastorno que se produce cuando el flujo sanguíneo que llega al corazón no es suficiente (cuando esta interrupción es duradera tienen lugar los infartos).
Al analizar sus datos, los investigadores comprobaron que había más casos de problemas cardiovasculares entre aquellos que manifestaban sufrir a un mal jefe. "Y la asociación era más clara cuanto más tiempo llevara el participante trabajando en el mismo sitio, lo que sugiere un efecto acumulativo", explican los autores en su trabajo, que se publica en la revista 'Occupational and Environmental Medicine'.
Aunque estos científicos no han podido aclarar las posibles causas de esta relación, sí sugieren que la clave puede estar en el estrés que sufren los empleados sometidos a una dirección poco adecuada, un factor que en otras ocasiones ya se ha señalado como capaz de elevar el riesgo cardiovascular.
"Si esta asociación concreta entre actitudes de dirección y cardiopatía isquémica es causal, sería necesario promover intervenciones en los lugares de trabajo que se centraran en el comportamiento de los jefes, para conseguir que se dieran objetivos claros de trabajo, información y el poder adecuado a las responsabilidades de cada uno".

Desde la Fundación Internacional O`Belén consideramos  la importancia de ser un buen jefe, ya que la actitud de un superior puede influir en la esperanza de vida de los trabajadores. 
Esto se justifica por cifras como la de un estudio realizado por el Instituto Finlandés de Salud Laboral en el que se refleja que las personas bajo la supervisión de un buen jefe tienen un 27% menos de riesgo de enfermar.
"Un buen jefe es un determinante de salud que disminuye los riesgos de padecer ciertas enfermedades",afirma Antonio Hernández, especialista en Medicina del trabajo. "Cuando estás mal emocionalmente eso se refleja en tu cuerpo".
Un mal ambiente laboral, un liderazgo ambivalente, el estrés y la ansiedad que provoca un mal jefe pueden derivar en un ritmo cardiaco descompensado, trastornos del sueño, problemas gástricos... y  esto trae malas consecuencias  para la propia empresa ya que sabemos que sólo cuando uno está relajado dedica su energía al trabajo y no a agentes externos.
Así es importante que conozcamos ¿de qué está hecho el jefe saludable? Hernández 
asevera que "Es alguien que sabe recompensar, distribuir la cantidad de trabajo y, sobre todo,que identifica rápidamente los conflictos por los que puede estar pasando su empleado".

Algunas prescripciones que la Fundación O'Belén hace  de un “buen jefe" contarían con:
-Ofrecer una visión concreta de los procesos:Traslada su perspectiva y compartir con 
sus empleados la información.
-Dar competencias: Forma, enseña, capacita y sabe delegar en los miembros de su equipo.
-Desarrollar: Evalúa el desempeño de sus colaboradores. Premia los buenos resultados y ayuda y proporciona herramientas para a corregir los errores.
-Ser Optimista: Crea un buen ambiente de trabajo; se divierte trabajando y lo contagia.

¿Se anima a autoevaluarse?