La tensión emocional provocada por la crisis
interfiere directamente con las relaciones cotidianas; buscar estímulos
positivos permite mejorar la percepción de cada día.
Por lo tanto las actitudes negativas influyen
directamente en el desempeño laboral cotidiano.
El entendimiento del mundo, lo realizamos a nivel cognitivo
pero lo experimentamos con el emocional. Por ello nuestra percepción de la
realidad tiene mucho que ver con la congruencia entre la expectativa emocional
que tenemos respecto a algo, y lo que emocionalmente experimentamos; por ejemplo
si la película de miedo realmente nos asustó la reconocemos como
"buena", y si nos hizo reír más que asustarnos, entonces no habrá
cumplido la expectativa que teníamos respecto a ella y no lo aprobaremos.
Las emociones
impactan en nuestra conducta, para bien y para mal. Hay muchas cosas que no
hacemos porque nuestras emociones nos lo impiden y esto también afecta en todos
los ámbitos.
En situaciones
sociales y económicas como las que vivimos, nuestras emociones están a flor de
piel y por varias razones, a veces hemos postergado muchas, aguantamos otras,
si somos líderes de equipos es a nosotros a quienes nos toca tranquilizar a los
demás, pero nuestra emocionalidad sigue presente.
Tenemos miedo, estrés, incertidumbre, un
sentimiento legitimo de preocupación y agobio; Lo importante es ser consciente de
las mismas y lograr un cambio de actitud, desde el mismo momento que demos
cuenta de esto, ya que si dejamos pasar los cambios, tratar de ser positivo cada día será más difícil,
porque cada día habrá menos espacio en tu saco mental de emociones.
La reacción en cadena
principalmente se da por acumulación; no por repetición del estímulo (si te
cuento el mismo chiste 10 veces seguidas dejas de reírte). Así desde Life
Balance y la Fundación Internacional O’Belén, queremos acercaros algunos
consejos que consideramos de gran utilidad para que la emocionalidad trabaje a
favor de uno y no en su contra:
1.
Ten especial cuidado con las emociones que te permites los primeros
minutos del día, ya que estas modifican la química de tu cerebro y te hacen
susceptible o no a otras emociones.
2.
Prepara desde la noche anterior toda tu rutina matutina, la de tus hijos,
familia, es preferible cansarte unos minutos más, en la noche, arreglando la
ropa, los almuerzos, las tareas, que desgastar tu actitud en detalles logísticos
por la mañana, generando estrés por pequeñeces desde el comienzo del día.
3.
Busca empezar el día con estímulos de emociones positivas, puedes, por
ejemplo, charlar tranquilamente en el desayuno, dejando tiempo para disfrutar
de ello, preparar un montón de fotos de tus hijos y hacer la rutina de revisar
5 cada mañana, inclusive compartirlas en el desayuno, etc.
4. De
camino al colegio es importante escuchar música, charlar en el coche acerca de
algo divertido, jugar adivinanzas, hasta dejarlos en la escuela o realizar cualquier
cosa que genere emocionalidad positiva.
5. Especialmente ocupa tu mente en el traslado de tu casa a la oficina, si sabes que en el camino habrá tráfico o te espera un largo trayecto de transporte público; conscientemente decide ocupar tu
mente en un buen libro, en las clases de inglés, en escuchar la radio o en
repasar la receta de cocina que harás al llegar a casa, pero mantén ocupados
tus pensamientos para que la parte cognitiva reine y no te permita
emocionalidad negativa antes de llegar a la oficina.
6. No
te enganches en emociones de displacer, déjalas pasar.
7.
Practica la tolerancia.
8. Hablar de la crisis y de situaciones negativas genera acumulación pero también libera emocionalidad, es decir, por un
lado te descargas pero por el otro tienes que escuchar la versión de tu
interlocutor, lo que te da nuevos estímulos adversos. Procura escoger
adecuadamente a las personas para descargarte, busca liderazgo, fortaleza y
actitud posita en ellos, si alguien te escoge a ti, escucha con tu hemisferio
cognitivo, no con el emocional.
9.
Si estás viviendo un nivel emocional adverso elevado, toma una pausa,
interrumpe unos minutos tu tarea cotidiana para romper el efecto acumulativo.
10.
Haz ejercicio, es buen momento para usar la endorfina para descargar
tus emociones y te hará disfrutar de un sueño más profundo y reparador.
11.
En casa con tus hijos, familia o
pareja, disfruta de la calidez, de las emociones positivas que hay entre la
familia y trata de ser empático, sobre
todo tenemos que mencionar que los niños
se angustian mucho con el efecto acumulador de ver angustiado a sus padres,
aunque lo que les suceda nada tenga que ver con ellos o con la familia.
12.
Antes de dormir es importante hacer un breve inventario mental de todas
las cosas buenas que uno tiene en su vida, salud, familia, techo, privilegios y
agradecerlo. Agradécete a ti mismo también por lo que has logrado.
La crisis puede traer
momentos complicados pero lo que realmente altera el equilibrio emocional no es
el derrumbe, sino la cantidad de tiempo que tardemos en remover los escombros.
Necesitas que todo tu
talento este enfocado en pro de tus objetivos productivos y que tus emociones
sean usadas como palancas proactivas de la acción.
Piensa, reflexiona y
actúa para conseguir productividad con tus emociones.
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